11. El Gato Montés

Fueron entonces los ladridos del perro los que hicieron que Cristian saliera de sus pensamientos.
El perro salió como un bólido detrás e algo que corrió rápidamente y se alejó de la cabaña a gran velocidad para alojarse en unas rocas al otro lado del río, cerca al lago, Fhrantz entonces, tomó un paquete largo y duro envuelto en sábanas que estaba recostado en una pared, y salió con el rostro sombrío detrás del animal, Cristian los siguió.

Comenzó a preguntarle a Fhrantz que ocurría pero una rápida mirada de desaprobación lo calló de inmediato, siguieron entonces al perro que se encontraba tremendamente alterado junto a als rocas y las rodeaba entre saltos y ladridos, entonces el ermitaño desenvolvió el paquete que había llevado y desenfundó de él una espada larga y brillante. Cristian, nunca en su vida había visto una espada, tal vez en una película o dos pero en la vida real el no había visto nunca armamento de este tipo, tal vez si fuera un experto en estas armas o se hubiera dedicado alguna vez a estudiar algo de ellas, se habría dado cuenta que la ornamentación de aquella espada la hacía digna de alguien con mucho estatus, pero él sólo veía una espada plateada de mango negro, con incrustaciones doradas y con algo escrito en simbolos raros en la hoja, la cual Fhrantz apuntaba directamente a una grieta de una de las rocas, mientras se acercaba lentamente, cuando le quedaban pocos centímetros para introducir la hoja de la espada en la ranura, un gato salió corriendo de ella, y se alejaba velozmente por la pradera, entonces Fhranzt se giró violentamente lo apuntó con la espada y gritó.
-Kölfeht! -
entonces un relámpago cegó a Cristian durante un segundo y cuando se volvió a mirar, el gato estaba quieto, como en animación suspendida, a unos cuantos centímetros del suelo, como si le hubeiran puesto pausa a un video mientras el gato saltaba, Fhrantz entonces se acercó al gato y lo miró detalladamente, el perro también se acercó nervioso por lo que no paraba de ladrar.
Cuando Cristian se acercó un poco más, lo reconoció.
-Hey, es el mismo gato que me ha estado siguiendo! -
Fhrantz lo miró desconcertado
- ¿Desde hace cuánto? -
- Desde la muerte de mi tía hace ya casi un año, me tropiezo con este gato seguido, pero me siguió hasta Katúrâ? -
- La pregunta no es cómo llegó a Katúrâ - dijo Fhrantz apuntando al gato de nuevo - La pregunta es cómo hizo para salir de ella y volver luego -
Entonces hubo otro destello de luz y el gato comenzó a cambiar, las orejas desaparecieron, y el hocico se transformó en una nariz,  le creció cabello en la cabeza mientras el resto de su rostro iba perdiendo el pelaje, empezó a crecer y a erguirse, hasta convertirse en una criatura con el rostro de uno de los hijos de los hombres, sostenido en dos piernas y con dos manos, vestido humildemente, pero con franjas en sus brazos y bigotes de gato en sus mejillas, una mirada penetrante que expresaba rebeldía y una cola felina que se meneaba amenazantemente detrás de él.
Mientras la sorpresa había hecho que Cristian se fuera de espaldas y que el perro dejara de ladrar, Fhrantz en cambio, había adoptado una postura incluso más amenazante que antes y ahora lo miraba como se mira a un enemigo potencial, y le inquirió de forma contundente que se identificara y que expusiera sus propósitos con Cristian que lo habial llevado a seguir al muchacho hasta el Íëzen.
El sujeto contestó con una voz dulce y al tiempo viril
- Mi nombre es Khristân "Kuntaure" hijo de Jhän "Herutaure", señor de los montes de Tulukbàn al norte de Haëdkríëk, y Aran del pueblo de los Moëli, mi gente vivió en paz en los montes escarpados, sin dannâr a nadê, pero el pueblo está diezmado, y los pueblos vecinos también los están, ellos dicen que nos protegen, pero yo los he visto, el ejército de Kroltôrâ, Krolmark! se está llevando a mi gente, y todo seguramente bajo las órdenes de Jhoël "Ekòthe" El enemigo de los libres -
En ese momento se le aguaron sus felinos ojos, y miró  a Fhrantz que bajó la espada
- ¿No deberías referirte a él como "Aran Jhoël Belvié"?* -
- No le desearía larga vidaa ese sujeto, ni por que fuese Aran verdadero, cosa que no és, sólo es una marioneta de Oklant "Belkothe"- entonces miró a Cristian y se inclinó mientras decía - El único rey y señor de estas tierras es aquí el jóven Cristian "Kunharnon", por eso he venido aquí, y lo he escoltado desde que mi pueblo vió su existencia a través de los espejos nénhele del norte, por que Belkothe lo desea más que el oro y la plata y sabe que su existencia es una amenaza a sus designios, asi que daría mi vida protegiéndolo, mi pueblo entero daría su vida por la suya señor, Los Moëli están a su servicio-

*Aran Jhoël Belvié(Larga vida al rey Jhoël en nuestra lengua)

domingo, 13 de junio de 2010 en 21:44

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