La familia Montesori es una de las familias más antiguas conocidas en la historia de los mundos, refiriéndose su nombre incluso a textos élficos que datan de la tercera era, su llegada a Káturâ fue al rededor del año 4372 DT año en el que se instalaron en el reino de Fríëkríëk del cual fueron expulsados mil años después con lo que llegaron a Haëdkríëk, hoy en día es una de las familias más influyentes de Kunkmark estando instalados en koltbàn, en una mansión aledaña al castillo real, el cual frecuentan a menudo. Su lazo con el vampirismo los ha tenido bastante limitados en asuntos políticos aunque se han establecido como una de las familias más adineradas de todo el reino, actualmente parte de la familia vive en el mundo humano de Atlantâ donde también tienen reconocimiento social Amplio."
- ¿Montesori? - dijo Andy - me suena de alguna parte -
- Claro que te suena - contestó LAonardo - ¿no es acaso el apellido del que está construyendo ese centro comercial en Usaquén? ¿ Cómo se llama? ¿Orlando Montesori?-
- Si!, sabía que me sonaba de alguna parte - contestó Andy - mi papá está diseñando para el una parte de su casa que quiere ampliar, ese sujeto gana muchísimo dinero -
- ¿Sabes dónde vive? - inquirió Cristian
- Sí, vive en un condominio de casas, al norte de la ciudad, en Santa Bárbara cerca de la Avenida Caracas - contestó Andy
Cristian se dejó caer en el pasto con un suspiro de desilusión
- ¿Qué sucede? - preguntó Leonardo
- Ahí vivían mis padres - contestó Cristian apesadumbrado - creo, o al menos vivían en esa zona, pero creo que ese era el nombre del que compró la casa tras el incendio, mi abuela manejó todo ese papeleo...Mi Abuela!!! -
El camino no fue fácil, mucho menos para Leonardo y Andy que tuvieron que seguir a un muy apresurado Cristian por unos diez minutos, hasta que llegaron a la estación de bus.
- Coño! ¿qué rayos te pasa? - preguntó Leonardo mientras recuperaba el aliento.
- Mi abuela, hizo todos los negocios de la casa - contestó Cristian - si esos malditos querían un lazo con mi familia, la primera persona en riesgo es ella -
- ¿Aún tienes la carta que tu tía le envió? - Preguntó Andy
- Si, búscala en mi maleta, ahí está, ¿ por qué? -
- Déjamelo a mi - respondió Andy - creo recordar algo -
En ese instante el autobús llegó, y los muchachos se subieron y se sentaron, Andy ensimismado en el pedazo de papel que había sacado de la maleta de Cristian hasta que exclamó
-Aquí está!- Mira
"...quiero saber qué ha pasado de nuevo! ¿Cómo sigues de tu pierna?, ¿has vuelto a hablar con Orlando? quiero saberlo todo con detalles..."
- Le está preguntando por un Orlando - dijo Andy - ¿será el mismo? -
- Vamos a averiguarlo - dijo Cristian con una expresión de preocupación en su rostro
al poco rato llegaron al conjunto en el que vivía Amalia y entraron apresuradamente, la mujer les abrió la puerta con asombro, Cristian casi ni la saludó.
- Abuela, ¿tu qué sabes del negocio de la casa de mis padres?- preguntó con prisa
- No mucho, lo compró un sujeto con el que salí un tiempo - contestó ella - pero resultó ser casado y con hijos, ahora está muerto, y la casa la tienen su esposa y su hijo -
- ¿Cómo era su nombre? - Preguntó Cristian
- Orlando , Orlando Montesori - dijo ella con aire pensativo - ¿Encontraste a tu tía? ella solía hacer esas mismas preguntas -
- Si, pero qué saben ellos de tí, de mí de todos, ¿los conociste mucho? - siguió interrogando el muchacho
- ¿Quienes? - Dijo ella intrigada
- Los Montesori! - contestaron los tres muchachos al unísono.
- No, sólo con Orlando, eramos buenos amigos, de hecho él me regaló esto - dijo la anciana mientras tomaba en su mano el medallón que llevaba colgado y que mantenía su ojo abierto.
- ¿ Y sabes de qué murió? - preguntó Cristian con una aparente señal de preocupación en su rostro
- No, sólo sé que murió hace varios años ya, su fortuna la heredó su esposa, Blanca o Bianca, no recuerdo su nombre, y su hijo, Andrés Montesori -
- Gracias Abuela, sólo eso quería saber - dijo Cristian mientras les hacía un ademán a sus amigos para irse.
Se despidieron y salieron del apartamento pensativos, los muchachos dejaron a Cristian en su casa y se fueron a las propias, Cristian se quedó en el vestíbulo unos instantes, pensando, la voz de Darío interrumpió su trance.
- Te llegó una carta - Dijo Darío asomándose por la puerta - ¿ Quién es Carolina?, ¿alguna amiga de la que no me hayas hablado aún?-
- No, parientes que comienzan a aparecer, es la hermana de mi madre, ¿ Dónde está la carta ?-
- La dejé en la cocina, pero ven, necesito tu ayuda con unas cosas en el despacho, ¿podrías ayudarme? -
Cristian fue al despacho de Darío el cual estaba en el primer piso, y era donde mantenía todos sus libros y los diplomas que había conseguido, además de múltiples retratos de Diana, generalmente sólo estaba el escritorio y algunas repisas en las paredes además de un archivador en un rincón. La puerta estaba cerrada, Darío la abrió y entraron, todo parecía normal excepto que en lugar del escritorio había una mesa llena de pinturas y e el otro extremo estaba el caballete de Cristian y junto había otro caballete al menos el doble de grande que el primero, Cristian no lo entendía en un principio, y al parecer su cara lo expresaba claramente por que Darío dijo:
- Es tuyo, creo que ahora lo necesitarás más que yo, además conseguí lienzos de verdad y no los de juguete que tenías - dijo mientras sacaba del archivador un rollo de lienzos de al menos dos metros por uno de alto - Y pinturas, no te alcanzarán las que tenías -
Cristian no salía de su estupefacción, parecía un sueño, en medio de una pesadilla, ahora tenía su propio estudio de pintura, no pudo evitar que se le escurrieran las lágrimas por las mejillas mientras pensaba lo feliz que hubiera estado Diana de haber visto el estudio en el que se encontraba. No paraba de darle las gracias a Darío mientras exploraba todo, los cajones ahora estaban llenos de pinceles grandes y pequeños, chatos, gruesos, delgados, redondos, de colores, espátulas y cientos de cosas que el sólo había visto en televisión, todo debió haberle costado a Darío una fortuna!
El teléfono sonó ene se momento entonces Darío salió a atenderlo, mientras Cristian se sentaba en el taburete más grande y acomodaba un lienzo en el caballete, sacó las pinturas, el pincel y se dispuso a pintar, comenzó con un azul celeste, y poco a poco empezó a dibujar en el la silueta de una meseta que cortaba con el cielo, y en medio de la meseta una enorme caída de agua que bajaba hasta donde el lienzo llegaba, llenó las partes secas de la meseta con árboles del verde más bonito que encontró entre sus pinturas nuevas.
Pintando el cuadro se oscureció, así que se levantó admiró su obra y se fue a dormir, con una sonrisa en la cara que no podría describir con palabras, pocas veces Cristian se había sentido tan satisfecho de sí mismo, de la vida, de todo en General, iba pensando en un nuevo cuadro mientras subía las escaleras y entraba en su habitación, hasta que vio unos ojos amarillos que lo miraban fijamente desde el otro extremo de la habitación, Cristian se congeló en su sitio, tardó unos instantes en darse cuenta que no se trataba mas que del gato que había visto el otro día, que lo miraba burlonamente desde el otro lado del cristal de la ventana.
- Shú, largo! - musitó Cristian haciendo ademanes con las manos mientras se acercaba a la ventana, el gato no se movió, de hecho parecía que lo mirara con más insistencia que antes.
Cristian no era alguien fácil de impresionar, pero en casos como ese, pensaba él, no valía la pena dormirse con un par de ojos felinos mirándolo fijamente, así que como cosa rara, cerró las persianas, cosa que no le agradaba en absoluto, pues no había algo que disfrutara más que despertarse con los primeros rayos de sol que entraban por la ventana y le iluminaban la cara cada mañana, así que muy a su pesar, el día siguiente no despertó de esa manera, así que se despertó un poco más tarde, algo apresurado, pues tenía planeado ir con sus amigos a visitar a Shanti, tenía muchas preguntas que contestar, pues cada vez que Cristian pensaba en todo lo que había pasado los últimos días, su mente se volvía un atolladero de ideas que sinceramente no iban para ninguna parte.
Se bañó, se arregló, y bajo las escaleras, desde hacía rato sentía el olor a huevos fritos con tocino que la empleada llevaba cocinando desde que el resto de la familia se levantó.
Cuando entró a la cocina no notó el pequeño sobre amarillo que estaba sobre el mesón, pero sí lo notó cuando ya iba de salida, así que lo tomó apresuradamente, para leerlo en el camino.
Lo volvió a recordar poco antes de llegar a Chía, pero en lo personal, le parecía mejor, ya que con sus amigos al lado, sentía que podía soportar más noticias inesperadas como las que llevaba recibiendo desde la muerte de Diana.
Sacó el sobre, se aclaró la garganta y se dispuso a leer en voz alta:
" Querido Cristian
Me temo que nada es como antes, por algún motivo "ellos" supieron dónde estoy, la gente del pueblo dice que sujetos extraños me andan preguntando, así que temo que no dispongo de mucho tiempo, trataré de salir de aquí lo más pronto posible, a más tardar mañana en la tarde, y te enviaré una carta informándote dónde estoy, sé precavido, me temo que si me pudieron rastrear a mí, te puedan rastrear a mí, o peor aún, que te hayan usado a ti para encontrarme, en todo caso, eres tú el que debe cuidarse más, no te preocupes por mí, ya he escapado de ellos antes, podré hacerlo una vez más, recuerda que te quiero, y que cuentas siempre conmigo, así no esté cerca a ti, como ya te he dicho, se acercan tiempos difíciles, te envío un abrazo a ti ya tus amigos, Leonardo que desde el principio me mostró un aura inquisitiva, sería un gran vidente si consigue un buen maestro y Andy, valiente y capaz, Tulukno está con él, te dejo en sus manos, conserva también el libro que te dí, será tu guía desde ahora.
Te quiere
Carolina"
Los muchachos se miraron desconcertados, era muy lógico que si habían encontrado a Shanti, también habían encontrado a Cristian, Andy fue el que postuló la idea.
-Fue ese medallón, lo sé, lo vi parpadear - dijo con energía
- El de mi abuela? - pregunto Cristian
- Sí! es muy coincidencial no? una familia de vampiros habla con tu abuela le da un medallón que tiene u ojo, que curiosamente parpadeó cuando leías la carta de tu tía con la dirección y zas! la encuentran - respondió Andy con furia - Se cae de su peso, tu Abuela ha sido el chivo expiatorio de los Montesori durante todos estos años y están consiguiendo lo que buscaban -
Leonardo y Cristian se miraron con cara de pensar lo mismo que Andy.
Al poco tiempo, llegaron a la casita de Shanti, desde lejos ya se veía diferente, tenía las ventanas abiertas y las botellas que antes colgaban del techo ahora estaban en el suelo, cuando se acercaron más notaron que la puerta estaba abierta, asi que entraron apresuradamente.
La casa estaba completamente desordenada, la estatua estaba caída, y la bola de cristal rota en el piso, las sillas estaban regadas aquí y allá y parecía que hubiera habido una lucha en ese lugar, además, faltaban los cuadros de la pared.
Los muchachos temían lo peor.
Entraron en la habitación, y encontraron los cajones abiertos y su contenido revuelto, como si estuvieran buscando algo, pero la presencia de la ropa les informó a los muchachos lo que más temían.
-Parece que llegaron antes que nosotros - dijo Leonardo - y antes que ella se fuera -
En ese instante sonó un golpe afuera, y los muchachos se agruparon mirando hacia la puerta y Andy la empujó, todo aprecia en orden, cuando de nuevo el sonido los hizo dar un brinco, esta vez venía de afuera, salieron sigilosamente, y lo vieron, era un gato, un simple gato gris, Cristian sin embargo avanzó hacia él, el gato salió huyendo.
- ¿Qué sucede? - preguntó Leonardo
- Es sólo, ese gato - dijo Cristian - se parece a uno que ha estado por mi casa las últimas noches -
- Yo de ti no me fiaría - dijo Andy
- Yo tampoco - agregó Leonardo - con todas las cosas que hemos visto y oído en los últimos días, ni en un gato se puede confiar, vámonos ya, este sitio me da escalofríos, es muy obvio que no vamos a encontrar nada mas -
Los muchachos regresaron, y Cristian se encerró en su estudio de pintura, aunque no lo demostrara tenía rabia, tenía una ira con los Montesori muy fuerte, pero más fuerte aun era la rabia que sentía consigo mismo por no haber podido ayudar a su tía, o más bien por haber entregado a su tía en bandeja de plata, por el momento sólo pensaba en eso, y en que si su abuela tenía un medallón que le llevaba informes a los Montesori como una cámara, no sabía cuántos chivos expiatorios podrían estar rodeándolo. Mientras pensaba en eso miraba su cuadro de la cascada, tenía la esperanza de que la imagen lo relajara y se calmara un poco pero el efecto de la imagen no era del todo el esperado, pero después de un tiempo, cuando fué calmándose consecuencia del tiempo, sentía otra vez la extraña sensación que sentía con el cuadro de la luna, era casi como si sintiera el agua caer, y las gotas de agua que salían de la caída bañar suavemente su rostro como una brisa muy fría, y poco a poco, el sonido del agua, relajante, cayendo a borbotones por una caída de al menos 50 metros por debajo de donde estaba sentado él, y los grillos, que no se veían pero estaban presentes por toda la pradera que se extendía hasta donde a Cristian le alcanzaba la vista, De repente un sonido fuerte hizo que Cristian se sobresaltara.